ése rubas by porny


NARRATIVA MODULAR
(cómo me gusta el trópico)

texto publicado en la revista NITRO 2, DF, 1998.
abrió el proyecto de narrativa modular, que ha derivado en la publicación del módulo # 5, pite hasta que choque. narrativa tropical, incluido en la compilación me ves y sufres. NoP/PELLEJO, DF, 2003, y otros fragmentos como los que aparecen en este blog.


aquí no se ve un carajo, odio trabajar, no le tengo miedo al cáncer y fumo como loco.

no tenía muchas garantías para permitirme el optimismo. me quedaban dos opciones: trabajar mucho más, sin ser esto nada fácil, o vivir peor. elegí esta última porque lo contrario implicaba un esfuerzo considerable para muy pocas diferencias, en todo caso en asuntos menores como la cantidad de veces que uno se emborracha fuera de casa.

el otro punto, a riesgo de explicarme demasiado, es que tampoco me gusta mucho trabajar. además ya tenía computadora para poder escribir, qué más podía pedir. sin embargo, visto el panorama, todo el tema me tenía preocupado. aunque intuía que tal situación podía perfectamente generalizarse en el tiempo y convertirse en una constante, no quería abandonarme tan pronto a la idea de quedar sometido a los vaivenes de un destino que cada vez controlaba menos. me imagino que si no hubiera abandonado la carrera de ciencias empresariales ahora no me vería como me veo. aunque a lo mejor la culpa de todo la tiene el hecho que prefiriera pasarme las tardes tumbado sobre la cama fumando hashís, leyendo a los existencialistas y masturbándome cuando algún pensamiento nihilista me producía cosquilleo intelectual.

creo que no me he presentado. de adolescente no sólo leía a sartre y me masturbaba. sobre todo leía a tipos como boris vian y hubo una época en que nos metíamos dos o tres ácidos cada fin de semana. cuando se nos acababa el dinero volvía a casa sin poder hacer otra cosa que mirar las esquinas superiores de las paredes de mi cuarto. si había algo de suerte encontraba alguna chinita de hash para suavizar el bajón.
mi mejor amigo de esa época murió de una sobredosis de heroína. tres semanas antes había muerto quien meses después de atragantarnos de ácidos fuera mi novia. murió de lo mismo.
si me acuerdo de eso, entonces pienso que soy afortunado. no me hago pendejo, sé que disfruto de cierta ventaja sobre ellos, pero saberlo tampoco me sirve de mucho.
la verdad es que nos la pasábamos muy bien. cuando vimos que ya se nos iba mucho la pelota dejamos de darle al LSD y entonces aparecieron milagrosamente, igualito que en el cuento de alicia, unas maravillosas cápsulas de mescalina.

seguimos haciendo el animal. noches enteras sin dormir, yendo de bar en bar bailando y desfasando por toda la ciudad. nadie quería salir con nosotros porque no nos dejaban entrar en los antros de moda como el otto zutz y esas pendejadas para posmodernetes enteradillos y cocainómanos.
paulatinamente nos quedamos sin amigos.

dicen que los primeros relatos tienden a la autobiografía. me da igual, es posible que no vuelva a escribir. eso nunca se sabe. además no tengo ganas de contar historias sobre nadie más, y menos buscar pretextos para hacerlo. conozco a un montón de personajes, no tengo que inventármelos. ya les he hablado de makoki? makoki aparte de un personaje de cómic, gracias gallardo, gracias mediavilla, es un tipo al que le diagnosticaron esquizofrenia paranoide y no respetaba para nada la posología de sus dosis. es más, se comía más valiums de los que debía y chupaba cerveza y fumaba chocolate sin parar. su familia regentaba un bar restorán en la vía laietana. un bar corriente donde llegaban oficinistas y peatones de toda índole a comer bocadillos, tomar café, cocacolas y cañas de cerveza.
la mayor parte del día makoki se la pasaba en el viejo pop, bar físicamente subterráneo donde íbamos mucho porque dejaban fumar porros (de japy eigti), ponían buena música y había mesas de billar. si no se encontraba allí era porque estaba dormido en la bodega de su restorán sobre cajas de botellas vacías de cerveza. realmente makoki no era de mucha ayuda para su familia.


un viernes por la noche mi amigo juandi, pol poles, el perro linternas y yo nos comimos algunos ácidos. a makoki no le quisimos dar porque no le hacían ninguna falta. mi padre me había dejado encargado que sacara el coche de un parking de la ciudad ya que repentinamente tuvo que salir de viaje. mi padre no tenía idea alguna de que yo comiera ácidos y le pareció muy razonable relegarme esa responsabilidad.
me alegré mucho, nunca contábamos con medio de locomoción propio. fui por el coche y luego por mis amigos para irnos de fiesta.
esa noche llovía y corrimos demasiado arriba y abajo por toda la ciudad. fuimos y regresamos cinco veces a castas, a 20 km sobre la costa. en el viaje chupábamos en los bares de carretera y fumábamos hash.
la verdad es que no teníamos nada mejor qué hacer que drogarnos e ir arriba y abajo como pendejos. arriba y abajo significa recorrer la autovía entre barcelona y castelldefels a 180 km por hora en un absurdo y delirante nintendo enloquecido. makoki no paraba de gritar que le daba miedo correr tanto, y como a los demás les hacía tanta gracia, entonces yo muy divertido corría más. todo lo que se podía en realidad. me imagino que no nos dimos en la madre de milagro.
al final nos echaron de uno de esos bares de camionero, no recuerdo el motivo. ya era muy de madrugada y la estricnina se dejaba sentir en las mandíbulas desencajadas por la risa. en ésas a juandi se le ocurrió que visitáramos a su amigo juan el farlopas para que nos vendiera tantita coca y a todos nos pareció una excelente idea. juan el farlopas vivía en una casa grande de castas. le llamamos a gritos desde la calle. y como no contestaba a nuestros llamados, me subí en el coche todo ciego, metí reversa y abrimos la reja de acceso al jardín con la única lógica de derribar el obstáculo principal hasta el objeto de nuestro deseo: la farlopa de juan el farlopas, ya que juandi insistía en ir hasta abajito de su recámara para echarle un grito. juan el farlopas seguía sin contestar, quien sabe si porque estaba cagándose en nuestra putísima madre o porque no estaba esa noche en su casa.

resulta que quien si contestó fue el papá de juan el farlopas que cuando preguntó que quién andaba por ahí y no supimos qué contestar empezó a disparar al aire con una escopeta. nos acojonamos y salimos por patas como pudimos. tuvimos la mala fortuna de que la familia farlopas fuera acomodada y vivieran en una urbanización vigilada.
doblando la esquina
nos encontramos con un segurata parado como rambo en medio de la calle y apuntándonos con una pistola. a mí sobre todo, porque yo manejaba. seguramente había escuchado los disparos. debí haber acelerado los seis cilindros en V del carro de mi padre para llevarme al hijoeputa por delante, pero no lo hice. la verdad es que estaba muy acojonado. era la segunda vez en menos de cinco minutos que me amenazaban con un arma de fuego. era demasiado.
así es que nos paramos y el segurata nos hizo bajar del auto con las manos en alto mientras llamaba a la patrulla. de inmediato llegaron tres coches patrulla y una furgoneta. por aquel entonces habían atentado contra unos guardias civiles y los perros andaban con los ánimos encendidos. nos aplicaron la antiterrorista: todos en el suelo con las piernas separadas, las manos sobre la nuca y sin poder levantar la cabeza para nada. los tiras estaban revisando el carro en busca de armas. luego nos cachearon y nos revisaron las ID. todo esto con 4 tipos apuntándonos con sus pistolas. eso lo vi porque preguntaron de quien era el coche y así me pude levantar con el ácido en los pies y demostrar que no era un coche robado, el coche de mi jefe demasido lujoso para estar en manos de unos gamberretes así sin más, y que yo tenía licencia de manejar, como sí tenía y además cargaba.
no nos encontraron nada de droga porque a esas alturas ya nos habíamos metido todo, hasta la última china. precisamente ése fue el motivo que nos llevó a casa de juan el farlopas.

los perros, frustrados por encontrarnos sospechosos de algo pero sin ninguna prueba para comprobarlo, nos estaban entregando de mala gana las identificaciones cuando en el momento de entregarme la mía, makoki se puso a gritar como demente diciéndoles a los tiras que no me la dieran porque me había comido un ácido y que era un peligro porque manejaba como loco... no daba crédito a lo que estaba sucediendo. no llegué a tomar en mi mano mi ID porque, aprovechando el movimiento solo que cambiando la dirección, el tira replegó hacía si la mano con mi ID para quedársela de nuevo. chingada madre. empezó a decirnos que ahora sí nos iban a chingar, que nos iban a llevar a un laboratorio para hacernos unos análisis y quién sabé qué tanto más... yo, que ya llevaba el ácido en los pies desde hacía un buen rato, en un desesperado ataque de lucidez le conminé al poli serenamente a que empleara su lógica y entonces se daría cuenta que nadie con quien uno vaya, sobre todo un amigo, haría una declaración de ese tipo, de lo que se deducía que era mentira y que además provocado yo por tan bajo y delirante acto iba a decirles la verdad: makoki era realmente quien venía atascado de ácidos porque de lo contrario no hubiera dicho una cosa tan absurda como esa, y que si querían se lo llevaran a él para comprobarlo.

el tira confundido me miró a mí y luego miró a makoki. no me he detenido a explicar qué aspecto tiene makoki, pero gracias a ese detalle el tira me creyó y nos regresó carnets y licencia invitándonos a salir inmediatamente del municipio para no volver jamás.
ajá, de momento eso hicimos y escoltados por un coche y la perrera abandonamos castas. cuando rebásamos el límite municipal y dejaron de escoltarnos, paré el carro en el arcén y entre todos le dimos una madriza a makoki por hijodeputa y mamón. nomás lo justo y suficiente, seguían las risas y enfilamos a una bar de putas que a esa hora estaba abierto en la plaza universidad. de nuevo en la carretera al límite de los nervios del pendejo de makoki.
llegamos muy relajados y divertidos por haberla librado una vez más. chupamos y comimos en abundancia, el alcohol nos revitalizó y empezamos de nuevo a desfasar y a partirnos el culo de risa. de común acuerdo, juandi, pol poles, el perro linternas y yo abandonamos a makoki en el estudiantil con una cuenta monstruosa sin pagar.
ya no he vuelto a ver a makoki.


nunca había chupado tanto, a excepción de mi primera juventud, desde que conocí a tania. tania es una máquina de felicidad pero chupa como esponja. al principio iba a visitarla a su casa de álvaro obregón cuando cada quien vivía en la suya. a veces me daban miedo los reventones que se organizaban inesperadamente en la casa por la cantidad de chupe que se ponía en circulación. a lo mejor me iba a comer o a tomarme una chelita a media tarde y salía de madrugada todo desfigurado. además yo andaba clavado en la mota y nunca me ha hecho bien mezclar las dos cosas. me dan unas bajadas de presión que me quedo lívido y sinsentido esté donde esté. eso me ha pasado en malasaña, en barna, en el spok de valencia y en todas partes, también en casa de tania. desfilaban poetas chilangos hasta la madre (t. era escritora), poetas uruguayos, nativos de la roma -pequeños choricillos semicivilizados, rusos que a la mínima se ponían a bailar polkas-ská hasta entrada la madrugada. cervezas y tequila y montones de grapas de coca... no sé cómo los vecinos nos soportaban.

luego viajé a españa por unos meses y t. cambió de casa. poco después de mi regreso empezamos a vivir juntos casi sin querer y nos pasamos 8 meses en el parián, una de las vecindades más locas y promiscuas que jamás haya conocido, llena de teporochos y de freaks de distinta índole. ahí vivía también una putita que cuando se empedaba siempre gritaba obscenidades y ya enojada tiraba los envases de cerveza y otros cachivaches, y cuando se terminaban tiraba parte de su vajilla. nos daba mucha risa y como vivía justo enfrente y nos oía reírnos se enojaba mucho más y entonces su furia arremetía también contra nosotros y nos insultaba rebonito.
vivíamos encima de la pollería de don luigi, quien era un encanto con las clientes y siempre les estaba cotorreando chismes del vecindario, vaya destino para un galán. cada día a las once de la mañana don luigi aplanaba las pechugas con unos golpes que producían un sonido sordo y contundente que rebotaba por toda la casa de madera, retumbando en mi cerebro hipersensible apenas anestesiado por el alcohol con la dimensión de un cataclismo bíblico. le mentaba la madre y maldecía a los pinches pollos y ya luego me despertaba. eso y el hecho de que en la noche teníamos que enterrar las caguamas en el hielo del refri de don luigi enttre patas, cuellos, pellejos y demás vísceras hicieron que no probara bocado de pollo por lo menos en tres años. recuerdo vagamente que alguna vez realizamos performances etílico-rituales con las pinches vísceras del cochino pájaro.
todo el tema era más bien repugnante.
la casa estaba angosta y no daba para los reventones de antes, pero a mí me ha tocado ver a tania gateando sobre una torta de reyes que habían traído unos amigos. ella por supuesto siempre lo niega. chupábamos como cosacos festejando un botín y siempre veíamos los simpson a las 7:30. como ya dije que no teníamos refri había que echarse carreras a la licorería de la esquina que era además donde más baratas vendían las chelas. no había necesidad de salir del pasaje y transcurrieron muchos días que empalmábamos la pedas sin salir. ahí me aficioné a las pelucas y a llevar gogles cada vez que nos íbamos de fiesta. siempre me los ponía cuando andaba pedo. me sentía menos borracho o no me importaba tanto estarlo. era como entrar en la dimensión desconocida, sobre todo cuando se me empañaban por el calor. hasta que me robaron los gogles en casa de paco el mastuerzo y empecé a odiar el distrito federal.


es verano y mi casa está llena de moscas grandes y estúpidas que hacen demasiado ruido al volar. LAS ODIO. alguna vez he escrito algo sobre las moscas, el movimiento browniano y toda esas pendejadas del azar. ahora sé que todo es una mierda. no podía ser de otra manera. una gran mierda. sobre todo eso del azar. qué hace esa moscca pegada a mi oreja? LAS ODIO Y LAS VOY A MATAR. esos insectos absurdos interrumpen mi siesta –pocas cosas me joden más- y ahora mi lectura. hace mucho calor en tijuana y no dejo de sudar. me levanto cabreado para ir al baño a mear, con la esperanza de que cuando regrese las moscas hayan desaparecido. sólo entrar en el baño detecto un zumbido persistente detrás de alguna de mis orejas, no podría precisar cuál. otra mosca tras de mí. o será la misma que me ha perseguido desde la recámara? no lo puedo creer. no quiero pensar que la mosca de la recámara me sigue por toda la casa.
ayer rafa me contó que tenía flashbacks. que estaba bailando en el club A, se volteó y un auto rojo se abalanzaba sobre él. interesante. y eso que no se mete nada. de hecho es un tipo relativamente sano. todo esto debe ser cosa del calor, no sé.
he encontrado un método infalible para matar moscas. lo hago con mis dedos y siento como revientan sus vientres y sus jodidos mil ojos y todo es una fiesta con muchos líquidos asquerosos de colores manchando el cristal de mi ventana.
creo por fin voy a ser a feliz.